El calentamiento global permite que se pueda navegar por el Ártico en pleno invierno
Se trata de una hazaña para la compañía Teekay Shipping Corporation que debería preocuparnos, y mucho. El buque cisterna con gas natural licuado, Eduard Toll, se ha convertido en el primer barco comercial en atravesar el Ártico por la ruta marítima del Norte en pleno invierno. Una gran hazaña para ellos que evidencia el desastre ecológico en que estamos sumidos.
El metanero, de alrededor de 300 metros de eslora, zarpó de Corea del Sur en diciembre y llegó a finales de enero al puerto ruso de Sabetta, en la península de Yamal, en el noroeste de Siberia. Un viaje realizado en pleno invierno y sin rompehielos. Esta ruta, conocida como la del Mar del Norte, es considerablemente más corta para muchos enlaces comerciales entre Europa y Asia, pero hasta ahora permanecía cerrada al paso de grandes buques de carga durante todo el invierno. Era imposible transitar por ella debido a las gruesas capas de hielos.
El paso de grandes barcos por la zona ártica es un símbolo más del alcance del cambio climático. «Eso es indicativo de cuán delgado se está volviendo el hielo en el Ártico», asegura Jeremy Mathis, director del Programa Ártico de Investigación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Cada año, el hielo marino del Ártico alcanza su máxima extensión entre febrero y abril. Según Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo, respaldado por la NASA, la extensión máxima ha disminuido en aproximadamente un 2,8% por década desde 1979, año en el que comenzaron los registros. Esto se traduce en que ha perdido una superficie similar al doble de Texas.
El cambio climático está causando que las aguas del océano se calienten, la superficie sólida retroceda y las capas adelgacen, lo que hace que los barcos puedan navegar libremente durante todo el año. Este hecho provocará que las compañías de transporte marítimo exploten al máximo esta ruta comercial, hasta ahora intransitable en los meses más fríos, un barco similar realizó el mismo viaje por el Ártico pero en agosto del año pasado. Viajes que además incrementarán la contaminación en la zona poniendo en peligro especies animales como los osos polares.
Si la tendencia no se frena, todo apunta que el deshielo aumentará y en un futuro no muy lejano tendremos un Ártico sin hielo en verano. Será entonces demasiado tarde para lamentarnos.
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