El árbol de Navidad… ¿natural o artificial?

El árbol de Navidad… ¿natural o artificial?

Entramos en temporada navideña y es importante plantearnos ciertas cosas antes de empezar a hacer compras sin sentido y de forma inconsciente. El exceso poblacional y el aumento del consumo están causando un impacto medioambiental irreversible. Y el consumo incontrolado tiene consecuencias. Por ejemplo, con el árbol de Navidad.

En esta ocasión, vamos a valorar cuál es la alternativa más sostenible a la hora de adquirir un árbol de Navidad  para nuestro hogar. ¿Qué es más ecológico y menos dañino para el medio ambiente? ¿Qué contaminará menos: un árbol natural o uno artificial? Respecto a este tema existen diversidad de opiniones. Mientras algunos creen que es más recomendable que sea natural, otros piensan que es mejor adquirir uno de plástico para poder reutilizarlo.

Aunque se cree que el árbol natural es más ecológico, verdaderamente los dos son igualmente dañinos si no se sabe cómo elegirlos

En primer lugar, es importante saber que ambos tienen un impacto negativo. No obstante, el árbol artificial es doblemente nocivo. Pero vayamos por partes. En este artículo, no vamos a entrar en lo económico, ni en lo social, ni en ningún otro indicador a tener en cuenta a la hora de elegir un árbol para estas fechas. Aquí hablaremos de ecologismo, de sostenibilidad.

Si analizamos el impacto directo en el planeta en términos de la huella de carbono como medidor de cuanto dióxido de carbono se emite a la atmosfera por una actividad,  y de acuerdo con la consultora ambiental canadiense Ellipsos, un árbol artificial tendría que utilizarse durante veinte años para ser mejor – o menos perjudicial, por lo tanto – que uno natural en términos ambientales. Es posible, pero poco probable, que esto ocurra en la cultura consumista en la que vivimos actualmente. Cultura en la que la vida útil de un producto rara vez cumple con esos largos plazos.

CÓMO ELEGIR UN ÁRBOL DE NAVIDAD SOSTENIBLE

Las sustancias que se utilizan para la fabricación de un árbol artificial y el tiempo que estas tardan en degradarse son muy elevadas. En comparación un árbol natural generalmente proviene de granjas reforestadas con frecuencia. Y desechado de manera correcta puede ser tratado como compost, lo que es bueno para el medio ambiente ya que ayuda a nutrir la tierra de nutrientes para fomentar el crecimiento de otros seres vivos.

Hay una gran confusión con este tema. Muchas personas tienen la creencia de que hace más daño cortar un árbol que comprar uno de plástico, porque lo dejamos vivo. Pero nada más lejos de la realidad, ya que existen cosechas sembradas para este propósito.

Llegados a este punto y teniendo en cuenta que, a pesar de su vida útil, el árbol artificial deja una huella de carbono de más del doble que los arboles naturales, descartamos esta opción de nuestras posibles soluciones para colaborar con el planeta. ¿Qué opciones nos quedan?

Existen dos tipos de árboles naturales:

  • Naturales sin raíces: son los que más vendidos en grandes comercios. No pueden replantarse, crecen en ambiente de producción masiva y tras su uso se tiran o queman, lo cual aumenta la huella de carbono dejada en la atmósfera.
  • Naturales con raíces: su huella es insignificante, suelen provenir de viveros locales, no se producen gasto en transporte ni impacto medioambiental y se cultivan y crecen de forma natural.

Los arboles con raíces se pueden plantar en casa y ponerlos en una maceta o jardín. Tras la época de navidad, se pueden dejar en el patio de la casa o, incluso si no hay un lugar para mantenerlo, podemos optar por un parque, un vecino o cualquier otra opción que permita que el árbol no tenga una vida tan corta.  De esta manera, será reciclado o replantado y servirá a toda la comunidad de vecinos o para mejorar tanto el ambiente de la ciudad como su aspecto.

Como conclusión, entendemos que la balanza está clara. La opción más ecológica es ir a un vivero local, adquirir un árbol con raíces y decorarlo en casa. Así, tras su uso puntual seguirá con vida y prestando un servicio comunitario.

Ya depende de nosotros, de nuestro grado de conciencia, de cómo queramos caminar por el mundo. Y es que nuestra elección sí importa. No revertiremos el daño al planeta, pero no perjudicaremos tanto con nuestro existir. Y si ninguna de estas opciones nos resulta convincente, debes saber que lo puedes hacer tú mismo con elementos reciclados.

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