El cambio climático, la gran amenaza de la cerveza

El cambio climático, la gran amenaza de la cerveza

En nuestro país es toda una institución junto a una buena tapa y en todo el mundo es uno de los factores inamovibles de cualquier evento social. La cerveza  puede ser rubia, tostada, negra, alemana, belga, irlandesa, mexicana… Es la bebida más consumida a nivel mundial, por lo que no podemos dejar de poner cara de extrañeza cuando alguien, en un arrebato de sinceridad, confiesa: “No me gusta la cerveza”. O llevarnos las manos a la cabeza ante la indeseable idea de que lleguemos a un bar y nos la cobren a precio de oro.

Mientras parte de la humanidad reza por encontrar una cerveza bien fría en los momentos de más calor, es precisamente el aumento de temperaturas el principal enemigo de este líquido amarillo. Y es que ya es un hecho: a medida que va avanzando el siglo XXI la cerveza será más escasa y más cara. ¿Por qué? El cambio climático está provocando una mayor frecuencia e intensidad en las sequías y olas de calor y esto afecta notablemente a la producción de cereales.

Países europeos, los más afectados por la escasez de cebada

Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio dirigido por la Universidad China de Peking y la de East Anglia en Reino Unido, publicado por la revista Nature Plants. Los resultados extraídos de esta investigación indican que, aunque se cumpla con lo exigido por la ONU y se comience a revertir el cambio climático, habrá un aumento de los fenómenos climáticos extremos tales como las sequías o las olas de calor. Esto trae como consecuencia una reducción de la producción mundial de cebada del 17%.

Las sequías y las olas de calor tendrán como consecuencia la reducción de la producción mundial de cebada en un 17%

No obstante, el escenario es mucho peor para los principales países con mayor tradición cervecera, como Alemania, Bélgica o República Checa, que pueden tener mermas de hasta el 38%. Los investigadores pronostican, por tanto, un encarecimiento de los precios de la cerveza y un descenso de su consumo.

La primera parte de este proyecto consta de un estudio de la evolución de la producción de la cebada y sus precios recopilando también datos de los periodos de sequía en las regiones donde se cultiva dicho cereal desde 1981 hasta 2011. Conscientes de que el rendimiento de la cebada mermaba con los efectos climáticos adversos, hicieron una perspectiva de futuro ajustándolo a los distintos escenarios climáticos posibles que dependen de cómo reduzcan los humanos las emisiones que calientan el planeta.

En la segunda parte de la investigación, analizaron cómo puede afectar este hecho a la economía. Así, establecieron relaciones entre la oferta de la cebada y la demanda de cerveza de cada país y examinaron el precio de la bebida de cada región.  Los investigadores también alertan de que el encarecimiento de los precios de la cerveza puede afectar a las relaciones comerciales de los países productores de cebada. Aquí, Brasil sería uno de los más afectados, ya que un incremento en la importación de cebada podría hacer peligrar la producción local de cerveza.

En Irlanda la cerveza será un 43% más cara

El estudio extrae que Irlanda sería el país más afectado por esta consecuencia del cambio climático. En un país cervecero por excelencia, donde la pinta es casi una religión, podría ver como este caldo dorado (o negro en su caso) les cuesta un 43% más o, poniéndonos en lo peor, subir hasta un 338% en 80 años. Por si esto fuera poco, los investigadores aseguran que el consumo se podría reducir en 40 litros por persona y año y, aún así, seguirían siendo los más bebedores.

Cerveza, café y chocolate, en peligro

Esta investigación llega, además, cuando la cerveza vive uno de sus momentos dorados, debido a nuestra curiosidad por los diferentes tipos de caldos. Esto está disparando las importaciones y la elaboración propia a nivel local, lo que ha supuesto ya un aumento de los precios.

De este modo, la cebada y, por ende, la cerveza, se suma a la lista de alimentos ahora comunes que podrían estar en peligro de extinción, como el café o el chocolate. ¿Moverá más conciencias esta consecuencia del cambio climático?

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