Las placas solares, una solución al cambio climático
La energía solar viene a revolucionar el mundo tal y como lo conocemos, generando energía sin que sea perjudicial para el medio ambiente. Para llegar a este punto, han sido necesarios varios años de innovación y desarrollo estudiando las placas solares hasta lograr una tecnología madura y de menor coste que aspira a ser rentable sin subvenciones públicas.
Gracias a este avance tecnológico, la solar fotovoltaica se ha convertido en la tercera fuente de energía renovable más importante en términos de capacidad instalada a nivel global, después de las energías hidroeléctrica y eólica. El problema surge cuando no hay suficiente sol por condiciones meteorológicas adversas, lo que obliga a complementar esta energía con otro tipo de centrales eléctricas para garantizar el suministro. Pese a todo, su papel es muy importante y va a serlo más en el futuro.
La solar fotovoltaica se ha convertido en la tercera fuente de energía renovable más importante en términos de capacidad instalada a nivel global, después de las energías hidroeléctrica y eólica.
¿Por qué usarlas?
La energía solar es, sin lugar a dudas, una de las renovables más limpias y con más potencial de los últimos tiempos. Con las placas solares se ha conseguido reducir el efecto invernadero y, además, llevar la energía a áreas aisladas que hasta ahora carecían de ella.
En entornos aislados, donde se requiere poca potencia eléctrica y el acceso a la red es difícil, las placas fotovoltaicas se emplean como alternativa desde hace décadas. Aproximadamente una cuarta parte de la población mundial todavía no tiene acceso a la energía eléctrica. Por ejemplo, la española Iberdrola apoya un programa de electrificación de zonas rurales en México y Etiopía basado en la energía solar.
¿Qué tipos hay?
Hay dos tipos de instalaciones fotovoltaicas: las de conexión a red, donde la energía que se produce se utiliza para la venta a la red eléctrica de distribución; y las aisladas de red, que se usan para autoconsumo, ya sea una vivienda asilada, una estación repetidora de telecomunicación, bombeo de agua para riego, etc.
Este segundo tipo se encuentra en muchos ámbitos de la vida cotidiana, tanto en pequeños aparatos como calculadoras, como para el alumbrado público, para alimentar motores eléctricos e incluso se han desarrollado automóviles y aviones que funcionan exclusivamente aprovechando la radiación solar como fuente de energía.
De todos estos conceptos, y de muchos más, por ejemplo, se deberían toma conciencia el día 20 de Junio, Día mundial del Sol. Si aumentamos la cantidad de electricidad producida con renovables, podremos reducir el uso de combustibles fósiles como carbón, gas o petróleo, de tal forma que bajarán las emisiones de gases de efecto invernadero, los causantes del cambio climático. Un sector que se alza como uno de los salvavidas de nuestro planeta.
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