Las últimas lluvias traen esperanza, pero no acaban con la sequía

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La lluvia de la última semana garantiza agua para dos años en Salamanca y para todo un año en Sevilla. Esto no acaba ni mucho menos con la sequía, ya que todavía hay zonas como la Comunidad Valenciana donde hace falta agua, mucha agua. Aquí la situación es precaria, ya que los embalses del Júcar se encuentran al 27,66% de su capacidad, la cifra más baja de la última década, y los del Segura están al 17,63%, por lo que hay que remontarse a los años 2006 y 2007 para ver los pantanos por debajo de ese nivel.

La falta de lluvia y el otoño – invierno cálido que estamos viviendo en España había dejado una situación desoladora en los pantanos españoles. Los embalses peninsulares registraron a principios del pasado mes de diciembre mínimos históricos, con apenas 20.400 hectómetros cúbicos, que suponían solo el 36,5% de su capacidad. Tras registrase el verano pasado la peor sequía de los últimos 20 años, las lluvias de los pasados días arrojan cierta esperanza. Las precipitaciones registradas y el temporal de nieve han hecho incrementar las reservas de agua hasta superar los 26.307 hectómetros cúbicos. A pesar de ese importante aumento del agua almacenada, el pasado año en la misma época los embalses tenían 32.740 hectómetros cúbicos de agua y la media de los últimos diez años se eleva a 37.682 hectómetros cúbicos.

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La expresión “que viene mal tiempo” ha pasado a aplaudirse por todos. Los agricultores reciben con alegría la lluvia y la boina de contaminación en las grandes ciudades ha pasado de negra a gris para dar un respiro a la salud de los ciudadanos. El agua embalsada a nivel nacional ha aumentado más de un 3,5%.

En el conjunto del año hidrológico, la acumulación de precipitaciones desde el 1 de octubre al finalizar el invierno representa el 55% del año. Al finalizar la primavera fue del 76%. Nos enfrentamos a una etapa crucial, la primavera. Si al finalizar ésta continúa la escasez, contamos con un mínimo margen de un 24% de recuperarnos. Especialmente si tenemos en cuenta que en primavera, y más ahora con el cambio climático, son lluvias torrenciales poco eficaces y responsables de catástrofes materiales y, en el peor de los casos, humanas.

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El duro peaje de la sequía

La situación de la producción de electricidad con centrales hidroeléctricas es aún peor. El hecho de tener una importante escasez de agua ha obligado a utilizar energías más contaminantes, como el carbón, aumentado el recibo de la luz. Con la sequía, las centrales térmicas han aumentado su producción y se ha quemado un 39,5% de carbón más que el año pasado, medidas que no van en la línea de reducir los efectos del cambio climático. Un fuerte incremento de las emisiones de CO2, más de un 28%, que ha echado por la borda los buenos resultados de España del año pasado en cuanto a la reducción de gases de efecto invernadero.

En los próximos días seguiremos mirando al cielo y esperando que la lluvia llegue para conseguir acabar con una situación que se ha convertido en tendencia: el sol y el buen tiempo, un regalo envenenado en esta época del año.

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En 2016 la Tierra vivió su año más cálido desde que hay registros. Un récord que lejos de celebrarse se debe combatir con esfuerzo y responsabilidad por parte de todos. STOP CAMBIO CLIMÁTICO es un espacio para remover conciencias y ofrecer consejos útiles y fáciles de llevar a cabo para ser respetuosos con el medio ambiente. Toma conciencia de la importancia que tiene cuidar nuestro planeta y nuestros recursos naturales.