Así afecta la contaminación a la inteligencia

contaminación

Entre los riesgos para la salud derivados de la mala calidad del aire, los últimos estudios avisan del daño cerebral que produce la contaminación.

Cifras preocupantes

Según datos difundidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación provoca siete millones de muertes al año en todo el mundo. Por este motivo, se han endurecido los límites de gases contaminantes que marcan la calidad del aire. Este mismo año se han fijado umbrales mucho más estrictos en los niveles considerados como más seguros.

Los dos tamaños más peligrosos de micropartículas provienen generalmente de la quema de combustibles fósiles. Estas son consideradas peligrosas para la salud porque pueden penetrar en los pulmones. Además son las más preocupantes las de 2.5 micras, ya que pueden llegar a la corriente sanguínea.

Estos estudios que generan estas partículas se realizan a lo largo de años para comprobar minuciosamente cómo afectan al cuerpo humano. Las medidas adoptadas vienen de datos recabados en años anteriores y actualmente se están realizando nuevas mediciones.

Según datos publicados en la revista ‘Environmental Research’, casi el 11% de las muertes en España están causadas por la contaminación. “Esperamos que al cuantificar las consecuencias para la salud de la quema de combustibles fósiles podamos enviar un mensaje claro a los responsables políticos y las partes implicadas sobre los beneficios de una transición a fuentes de energía alternativas”. Sostiene Joel Schwartz, uno de los autores del estudio.

Daños en nuestra inteligencia

Además de las muertes prematuras y enfermedades crónicas conocidas, se estimaba que la contaminación estaría produciendo daños a nuestra capacidad mental y se han sucedido diversos estudios en esta línea. Uno de ellos, publicado en 2020 para la revista ‘Proceedings’, de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de Estados Unidos, se centra en cómo afecta la polución a nuestro cerebro.

El estudio realizó pruebas de lenguaje y aritmética a 20.000 personas en China entre los años 2010 y 2014. Durante el desarrollo compararon las pruebas con los datos de registro de contaminación por dióxido de nitrógeno y dióxido de azufre, detectando síntomas de la relación entre la baja calidad del aire y las señales negativas en las pruebas. A mayor tiempo de exposición al aire contaminado, mayor era el daño a la inteligencia.

Las dificultades en el lenguaje eran más evidentes que la capacidad matemática y el deterioro aumenta en la población envejecida. Aspectos como su facilidad para prestar atención, recordar conocimientos adquiridos en el pasado y generar nueva información se han visto mermados en relación con el aumento de la toxicidad del aire. “El aire contaminado puede hacer que, como media, estemos perdiendo un nivel de educación equivalente a un año, lo cual es enorme”, expresa en la publicación el profesor Xi Chen, del equipo investigador.

Existen pruebas convincentes de que la polución provoca efectos adversos en el cerebro de todos los animales, y también en los humanos. Se asocia la contaminación producida por el tráfico al incremento de la demencia, comportamientos delictivos en adolescentes y a un desarrollo cerebral deficiente en niños que acuden diariamente y durante muchas horas a colegios o centros rodeados de una gran contaminación.

¿Cómo protegernos?

La mejor manera de hacerlo es evitar en la medida de lo posible la exposición a la contaminación. Cualquier medida que mejore la calidad del aire será positiva, pero además de mejorar el cuidado del medio ambiente habría que priorizar la protección de las personas más vulnerables. Aumentar las zonas verdes cercanas a colegios y residencias, ya que los árboles atraparían las partículas contaminantes.

Tampoco debemos olvidar la contaminación que producimos en el interior de nuestros propios hogares y que también puede ocasionar problemas en la salud. Las estufas, calentadores y fuegos de cocina son fuentes de partículas contaminantes que normalmente expulsamos al exterior de la vivienda, pero una instalación o ventilación deficientes pueden hacer que estemos expuestos a diario a este tipo de partículas.

Por otra parte, para evitar que la contaminación afecte a nuestro cerebro lo ideal es mantenerlo sano y listo para defenderse. Mantener una mente activa y estimulada, una dieta rica en antioxidantes y una buena forma física aumenta nuestra capacidad de recuperación.

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