Desperdiciar alimentos aumenta el cambio climático.

Alimentos

El desperdicio de alimentos no solo depende de aquellos alimentos que no consumimos y son desechados; sino de todos aquellos recursos que fueron utilizados para su producción que también generaron algún residuo. Desde el agua para alimentar un vegetal hasta la mano de obra para recogerlo; incluidos los gases emitidos durante su transporte. Incluso cualquier otro tipo de residuo medioambiental generado hasta que el producto llegó a las manos de su consumidor final.

Un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo terminan desperdiciados. Se calcula que el 8% de las emisiones globales de efecto invernadero provienen de los residuos de alimentos. Desde los citados gases emitidos en la cadena de producción hasta los emitidos en el proceso natural de descomposición del alimento desechado. 

Con un coste estimado en 1.2 trillones de dólares al año se convierte en un problema económico así como en un problema humanitario. Ya que mientras algunos países pierden o desperdician más del 40% de los alimentos producidos, 870 millones de personas sufren hambruna en todo el mundo.

Reducir, reutilizar y reciclar.

La comunidad internacional discute la mejor manera de cumplir con los compromisos adquiridos para mitigar el cambio climático. Un punto de partida sería el Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 (Producción y consumo responsables). Así como reducir la pérdida y el desperdicio de comida para el 2030.

Existen algunas medidas rápidas para lograr este objetivo aunque aún falta legislación y una organización gubernamental efectiva. Es de lógica pensar que una de estas primeras medidas rápidas es donar los productos aptos para el consumo a poblaciones con inseguridad alimentaria. Sin embargo esta falta de legislación o metodología choca con la consideración de algunas empresas o países, que mantienen que tirar los alimentos no usados es menos costoso que donarlos.

Por otra parte, los etiquetados de algunos países crean confusiones en el consumidor; de forma que desperdiciamos prematuramente el 20% de los productos comestibles. En especial aquellos con denominaciones en su etiqueta como “consumir antes de”, “consumo preferente”, “fecha de caducidad”, etc.

Si nos preguntamos qué podemos hacer como consumidores, una buena filosofía sería aplicar la ya conocida ‘Regla de las tres R’ a la cocina y a nuestra forma de hacer la compra, es decir, reducir, reutilizar y reciclar; perfectamente aplicable al modo en que gestionamos todo lo relacionado con los alimentos que consumimos cada día. Podemos llevarlo a la práctica comprando solo aquello que necesitamos (reducir,) planificando bien nuestra compra. Congelando y conservando productos que no nos habíamos planteado conservar hasta ahora por costumbre (reutilizar). como por ejemplo los restos de un guiso o trozos de fruta y verdura que podremos utilizar después para cremas, postres o salsas. Por último, es muy importante reciclar todos aquellos envases de los que irremediablemente nos tengamos que desprender. Reduciendo asal mínimo su impacto a través del reciclaje.

Consumo consciente.

Hemos citado la importancia de una gestión gubernamental correcta, igualmente las empresas y entidades de gran tamaño tienen una gran responsabilidad ante la concienciación y gestión de cómo el desperdicio de alimentos toma la dimensión de problema y conseguir calar en la sociedad para mejorar sus hábitos de consumo.

El primer paso es demostrar el movimiento andando y, como muestra de esto, destacamos algunos proyectos surgidos recientemente. Como To Good To Go o la danesa Wefoof, que se dedican a vender los alimentos sobrantes en comercios y restaurantes, productos de pronta caducidad o con envases dañados que las empresas consideran no aptos para su venta al público a precios más bajos de lo habitual y con un sistema sencillo de localización cercana y reserva por app o web.

Otras empresas de calado internacional o gran tamaño relacionadas de alguna manera con el consumo y el medio ambiente comparten la tarea de concienciación; como en el caso de Iberdrola, que además de sumarse a la ‘Operación Kilo’ para que sus empleados entreguen alimentos no perecederos y fomentar así la solidaridad y concienciar a la sociedad sobre el problema del hambre que existe en nuestro entorno, dota de información sobre sostenibilidad alimentaria mucho de su contenido web y responsabilidad social corporativa, ayudando a difundir información al respecto y llevando estos mensajes y consejos útiles a muchísimos consumidores debido a su gran volumen de clientes.

Share

En 2016 la Tierra vivió su año más cálido desde que hay registros. Un récord que lejos de celebrarse se debe combatir con esfuerzo y responsabilidad por parte de todos. STOP CAMBIO CLIMÁTICO es un espacio para remover conciencias y ofrecer consejos útiles y fáciles de llevar a cabo para ser respetuosos con el medio ambiente. Toma conciencia de la importancia que tiene cuidar nuestro planeta y nuestros recursos naturales.