La contaminación del aire vuelve a niveles pre- COVID

Contaminación

Marzo del 2020 es un mes que jamás olvidaremos. La pandemia del coronavirus llegó a nuestra vida para cambiarlo todo y marcar un antes y después en el mundo. Sin embargo, dentro de todo el caos que supuso la COVID-19, una de las pocas experiencias positivas de esos meses fue que la contaminación del aire se redujo drásticamente.

De un día para otro, dejamos de utilizar el transporte, las fábricas pararon o redujeron su producción y todos nos vimos obligados a permanecer en casa.

Las consecuencias ambientales de esta situación no tardaron demasiado en hacerse notar y vimos cómo en muchos sitios la naturaleza retomaba su curso. En los canales de Venecia vimos cómo volvían los delfines, en las ciudades volvimos a escuchar el cantar de los pájaros y las zonas más transitadas, respiraron y vieron cómo crecían plantas. Además la contaminación y los niveles de dióxido de nitrógeno que se emitían a la atmósfera antes de todo esto se redujeron notablemente.  

De vuelta a los niveles pre-pandemia

Ya ha pasado un año desde que el coronavirus entró en nuestras vidas. Aunque estamos muy lejos de volver a la vida de antes, lo cierto es que hemos ido recuperando la normalidad poco a poco. Ya hemos recuperado el tráfico, nos movemos más (aunque con limitaciones) y las fábricas e industrias han retomado su producción. 

Y, ¿qué ha ocurrido? El nivel promedio de la contaminación del aire se ha recuperado y, lo que es peor, está aumentando.

Por ejemplo, entre febrero de 2019 y 2020 los datos indican que las concentraciones de dióxido de carbono en Beijing cayeron el 25%. De manera similar, en Chongqing, el dióxido de nitrógeno se redujo aproximadamente un 45% entre febrero de 2019 y febrero de 2020, antes de regresar a casi duplicar los números pre-COVID.

Claus Zehner, director de la misión Copernicus Sentinel-5P de la Agencia Espacial Europea (ESA), dice: “Esperábamos que la contaminación del aire se recuperara a medida que se levantaran los bloqueos en todo el mundo. Las concentraciones de dióxido de nitrógeno en nuestra atmósfera no dependen únicamente de la actividad humana. Las condiciones climáticas como la velocidad del viento y la cobertura de nubes también afectan esos niveles, sin embargo, una gran cantidad de estas reducciones se deben a la flexibilización de las restricciones. En las próximas semanas y meses, esperamos aumentos de las concentraciones de dióxido de nitrógeno también en Europa”.

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