No tener hijos para salvar el planeta

no tener hijos

En España, las mujeres esperamos casi a cumplir los 33 años para tener nuestro primer hijo. Y no somos las únicas que retrasamos la maternidad. En el resto del mundo las cifras son muy similares siendo las búlgaras las primeras en tener hijos con 27 años de media; y, las de Corea del Sur y las irlandesas, las que más esperan para convertirse en madres, en torno a los 32 años (**Datos mundiales extraídos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos con fecha de 2017).

Los motivos por los que se está retrasando el momento de tener hijos son ya comunes: la inestabilidad laboral, el complicado acceso a la compra de vivienda, la situación económica y el hecho de que, a diferencia de un par de generaciones anteriores, al trabajar los dos de la pareja, ya no se dispone del mismo tiempo para estar en casa.

Sin embargo, existe un motivo que preocupa cada vez a más personas y que no solo hace que retrasen el momento de ser padres, sino que les lleva a tomar una decisión drástica y para siempre: no tener hijos. Y este motivo, no es otro que el cambio climático. 

Hace unas semanas hablábamos en este mismo blog sobre la ecoansiedad y los sentimientos de miedo y angustia respecto al futuro que producía en muchísimas personas el hecho de ser conscientes de las consecuencias que puede tener la contaminación y el cambio climático tanto para su generación como para las futuras.

¿Por qué cada vez hay más gente que decide no tener hijos?

“¿Qué futuro vamos a dejar a nuestros hijos?” “¿En qué clase de sociedad van a vivir las próximas generaciones?” “¿En una que contamina y no tiene conciencia sobre el cuidado que necesita el planeta?” “¿Merece la pena traer hijos al mundo para que vivan en un planeta contaminado con todos los problemas de salud que esto conlleva?”.

Estas son solo algunas de las preguntas que asaltan  a miles de personas que cada año toman la decisión de no tener hijos porque no les gusta el futuro que ven para ellos. Una conclusión muy drástica para muchos, pero ética y responsable para otros tantos.

Se denomina BirthStrike a un movimiento que surge en Inglaterra a raíz de un informe publicado en 2017, en respuesta al colapso de la civilización y el cambio climático.

Este, titulado ‘The climate mitigation gap’ elaboró una lista de las formas más efectivas que tenemos para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero. Entre las de menor impacto encontraríamos acciones más cotidianas como reciclar o cambiar el coche por uno menos contaminante. Sin embargo, según este informe, tener un hijo menos era una de las acciones más importantes que podíamos llevar a cabo para mitigar esta situación.

Paralelamente, una encuesta realizada por el medio Business Insider revela que el 38% de los norteamericanos encuestados, de entre 18 y 29 años, considera que el cambio climático es un factor a tener en cuenta en el momento de tener hijos. Por otro lado, un 34% de los encuestados, de entre 30 y 44 años, comparte el mismo pensamiento.

No tener hijos por respeto y amor al planeta

A raíz de esto, han surgido muchas voces que han decidido no tener hijos por respeto y amor al planeta. Uno de ellos es el canadiense Jason MacGregor que ha decidido ayudar a frenar el cambio climático renunciando a ser padre. ¿El motivo? Ha sido testigo de fuertes tormentas que han destrozado el puerto de la isla canadiense en la que vive, Príncipe Eduardo.

En España, esta corriente es más conocida como antinatalismo y se basa en la creencia de que el mundo es un lugar terrible plagado de sufrimiento. Los antinatalistas, por tanto, deciden no traer hijos al mundo para evitarles este sufrimiento.

La barcelonesa Audrey García, además de activista y vegana, es una de las voces más conocidas de esta corriente. Según comenta en una entrevista a un medio de comunicación, “no es ético tener hijos biológicos” o al menos no lo es “en un mundo sobrepoblado donde falta agua y comida para muchas personas y donde estamos destruyendo el medio ambiente”. Y añade: “no es ético cuando podemos adoptar o acoger niños sin padres”.

No obstante, otro estudio publicado también en 2017 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences), que exploraba varios estados demográficos para el 2100, concluyó que incluso la imposición de políticas demográficas de un solo hijo en todos los países del mundo, unido a eventos de mortalidad catastrófica, no reducirían significativamente la población mundial.

Entonces, la decisión de no tener hijos, ¿es una reflexión responsable para cuidar al medio ambiente, o es un acto egoísta para no asumir la responsabilidad que tiene ser padre?

Share

En 2016 la Tierra vivió su año más cálido desde que hay registros. Un récord que lejos de celebrarse se debe combatir con esfuerzo y responsabilidad por parte de todos. STOP CAMBIO CLIMÁTICO es un espacio para remover conciencias y ofrecer consejos útiles y fáciles de llevar a cabo para ser respetuosos con el medio ambiente. Toma conciencia de la importancia que tiene cuidar nuestro planeta y nuestros recursos naturales.