La contaminación cae por el coronavirus

La pandemia del coronavirus ha removido los cimientos de toda una sociedad: fábricas cerradas, autopistas vacías, calles desérticas… Y esta inactividad ha hecho que nuestro cielo lo note. 

Durante este período la calidad del aire ha mejorado en multitud de ciudades y se han reducido las emisiones de gases de efecto invernadero, responsables del cambio climático.

Las medidas de confinamiento durante el estado de alarma, para evitar la expansión de la pandemia del coronavirus, han provocado el descenso de la cantidad de desplazamientos en vehículos a motor, la disminución de la producción industrial y el consumo. Como consecuencia de ello, la contaminación en las ciudades se ha reducido, las aguas están más limpias y los cielos más claros. 

En los últimos 10 años, las emisiones de gases invernadero han aumentado en torno a un 1% cada año. El 2020, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), debería ser el punto de inflexión de este ascenso con una reducción anual del 7,6% durante la próxima década si queremos mantener el aumento de las temperaturas por debajo de la línea roja de 1,5ºC.

En España, durante el mes de marzo, las áreas urbanas experimentaron una reducción de más del 50% de las partículas contaminantes liberadas a la atmósfera. Esto representa lo que en el futuro podríamos llegar a conseguir, si todos los Gobiernos toman medidas globales para desarrollar una economía baja en carbono y atajar las causas principales de la emergencia climática.

La principal fuente de las altas concentraciones de dióxido de nitrógeno es el uso de combustibles fósiles en el transporte, la industria y la calefacción. Este gas aumenta el riesgo de sufrir enfermedades respiratorias y reduce la inmunidad ante infecciones pulmonares. Además, aumenta la concentración de ozono troposférico, un gas de efecto invernadero que fomenta el calentamiento del planeta.

Teniendo en cuenta que el transporte es el máximo responsable de la polución urbana, ante esta situación, las emisiones han experimentado una bajada sin precedentes.

Aún es pronto para saber el valor exacto de la reducción en emisiones de este gas contaminante, ya que la caída de la concentración en la atmósfera no es exactamente equivalente a la caída en las emisiones humanas, debido a la influencia de la meteorología. 

Vivimos un momento crucial en el que lo más urgente es detener la pandemia que avanza en muchos países de la Tierra. Y la manera en la que el mundo está reaccionando por atajar el coronavirus podría ser una lección ejemplar para afrontar la lucha contra el cambio climático.