Menos coches contaminantes, la única solución a la mala calidad del aire en las ciudades
En este preciso instante, el mapa de calidad del aire de la geografía española es claro. Madrid, Barcelona y Castellón tienen una calidad de su aire por debajo de lo que se considera óptimo. Sus niveles de contaminación son elevados. Un hecho que se relaciona, sin ningún género de dudas, con la presencia de una gran cantidad de vehículos contaminantes que funcionan con diésel o gasolina. No en vano, estamos hablando de dos grandes ciudades y de una tercera en la que el turismo es uno de sus motores principales.
Reducir la contaminación pasa por reducir el número de vehículos
Esta es una máxima que no ofrece ninguna clase de discusión. Y es que un menor número de vehículos contaminantes implica una menor cantidad de gases de efecto invernadero en el aire sobre todo de las grandes urbes. Apostar por otros tipos de movilidad y por el coche eléctrico es una de las soluciones más efectivas.
Sin embargo, teniendo en cuenta que esta reducción no se puede llevar a cabo de una manera tan drástica como sería necesario, los principales organismos tienen que poner en marcha una serie de medidas.
- Prohibición de la circulación. En determinado núcleos urbanos no debería ser posible que circulasen vehículos excesivamente antiguos o que tengan unas emisiones de gases contaminantes excesivamente elevadas.
- Restricción de la circulación. Aquellos vehículos que sí puedan circular al no contaminar en exceso, se les debería restringir el paso a los centros urbanos en algunos momentos del día o incluso durante algunos días de la semana completos.
- Bonificaciones por no contaminar. Pocas cosas hay más efectivas que el bolsillo de las personas. Por eso, aquellas que no contaminen con su vehículo, al disponer, por ejemplo de uno eléctrico, se les podría bonificar con más descuentos, desgravaciones o reducciones en el precio de los estacionamientos.
No obstante, todas estas medidas solo se pueden llevar a cabo si se cuenta con la inversión necesaria por parte de los organismos públicos. Unas inversiones que, a día de hoy, son insuficientes, aunque en determinadas ciudades ya se están viendo algunos protocolos que están dando resultados.
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