El gas natural, un combustible ineficaz para reducir la contaminación
Las petroleras están apostando por el gas natural como alternativa ‘ecológica’ frente a los combustibles tradicionales derivados del petróleo, presentándolo como la mejor solución intermedia, la que menos gases de efecto invernadero emite y, por tanto, la menos contaminante.
El autogás, también conocido como gas licuado del petróleo (GLP), es un combustible que cuesta la mitad que la gasolina y contamina menos. En Europa hay siete millones de vehículos que funcionan con él y en España unos 3.000.
Pese a estas supuestas bondades, una investigación de la organización Transport&Environment tira por la borda el mito de que el gas es la mejor opción para el transporte como el paso intermedio hasta llegar a las energías renovables. “El gas natural no es un «combustible puente» para la transición a una economía baja en carbono, según se reivindica, sino un callejón sin salida costoso en el camino hacia la descarbonización del transporte”, informa la investigación.
El estudio, “The role of natural gas and biomethane in the transport sector”, asegura que la utilización de gas natural para el transporte en carretera no es efectiva en la reducción de gases de efecto invernadero ni en la mejora del aire que respiramos. Los beneficios inmediatos son “pequeños o inexistentes” y no se considera, por tanto, una solución rentable en términos ambientales y sociales, como tampoco será rentable para los operadores, entre otras razones porque requerirá de rebajas de impuestos para poder mantenerse. Además, es una alternativa que no reduce la dependencia energética de los países, a diferencia de las renovables, que son autóctonas.
Las energías limpias se perfilan una vez más como la alternativa más ecológica y respetuosa con el medio ambiente. El coche eléctrico es en la actualidad una eficaz herramienta que permitiría la posibilidad de empezar a controlar las emisiones de Co2 y otros contaminantes producidos por la actividad del transporte. No hay que olvidar que también supondría una importante reducción de los niveles de ruido en nuestras ciudades y carreteras. La principal ventaja de estos vehículos es que, en caso de emplearse energías renovables para la carga de los coches, se evitarían las emisiones de Co2 a la atmósfera. Es decir, el transporte podría ser totalmente alimentado por energía renovable y con prácticamente cero emisiones. Es hora de apostar por el cambio, y por la salud del planeta.
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